Una de mis pasiones, es la cocina y todo lo relacionado con ella. Hace años que me encanta ver vídeos sobre cocina natural, creación de una despensa lista para cualquier eventualidad y organización del hogar. Y es que ahora más que nunca, soy consciente de la importancia de echar raíces en una casa y convertirla en un hogar a la antigua usanza, porque me encuentro inmersa en la vorágine que supone una muy cercana mudanza, casi todas mis cosas están en cajas y hasta dentro de algunos meses (espero que pocos) no podré disponer de mis utensilios más preciados. Mi despensa ahora está casi desnuda. Una parte está en cajas y otra la estoy utilizando para irme con el menor peso posible.
Y hoy me gustaría compartir sobre esta aventura vital.
Mis padres fueron hijos de la postguerra y de ellos aprendí de la importancia de tener una despensa nutrida en previsión de tiempos difíciles, pues a veces llegan de manera imprevista. Con la plandemia fuimos testigos de uno de esos momentos históricos en los que la incertidumbre hizo acto de presencia en casi todos los hogares del mundo.
Una de las fantasías que se barajaron después de esto, fue que en algún momento todo volverá a la normalidad con la que vivimos los últimos años, pero no ha sido así, ya que estamos en tiempos de CAMBIO profundo y estamos presenciando el desvanecimiento de las estructuras caducas con las que hemos funcionado, por lo que es más que posible que vivamos un periodo de caos e incertidumbre que será necesario afrontar con entereza y los mayores recursos posibles.
Las comunidades ancestrales, sabían cómo guardar para momentos difíciles, cómo preservar sus alimentos para cuando no estaban disponibles, como ahorrar para afrontar situaciones inesperadas y como utilizar lo que el mundo vegetal le ofrecía para elaborar Remedios Naturales para afrontar malestares comunes. Pero esto se ha ido perdiendo en el tiempo. Solo unos pocos conservan esta sabiduría. La mayoría de los seres humanos olvidamos como alimentarnos de la tierra de una manera sana y hemos dejado en manos de multinacionales, nuestra nutrición y cuidados personales. Vivimos en una sociedad que come demasiados alimentos procesados que dicen “nos facilitan la vida” porque la prisa y el estrés parecen cualidades a desarrollar. Nos dicen cómo vestir, qué comer, cuando hacer esto o aquello, qué moda seguir y un montón de cosas absurdas con las que distraernos de lo que realmente es importante en la vida. Olvidamos como sanarnos de manera natural, y nos hicimos muy dependientes de la industria farmacéutica y de los especialistas médicos, para casi todo tipo de malestar, cuando la mayoría de ellos puede ser tratado de una manera holística y respetuosa hacia nuestros cuerpos.
Y es que la vida en las ciudades es mucho más despreocupada, inconsciente e impulsiva en este sentido, porque todo se tiene a mano y rápido. Hemos sido programados para confiar ciegamente en el sistema y sinceramente se piensa que los que nos gobiernan, quieren nuestro bien y nos cuidan, pero no siempre es así. Aunque es totalmente comprensible, que nos resulte abrumador solo pensar que, en realidad, no les importamos, que lo que mueve sus intereses son el poder y el dinero, y que no les importa hacer lo necesario para conseguirlo.
¿Hemos pensado alguna vez que son los mismos gobiernos los que permiten los venenos en el agua, en el aire, en las plantas, en la tierra? …
¿Cómo alguien que nos envenena sistemáticamente puede estar por la labor de cuidarnos?
Pensemos por un momento …
Ahora lo tenemos todo a pie de escalera: kioscos, supermercados, panaderías, restaurantes, etc…. De manera que se vive mucho al día y no se suele tener previsiones porque estamos acostumbradas a ir al supermercado y disponer de todo lo que vamos necesitando. Hemos sido programadas para el consumismo inmediato, sin pensar en las consecuencias y de una manera inconsciente creemos, como algunos niños y niñas, que los alimentos nacen en un expositor y que siempre estarán allí.
Desconocemos el trabajo de las personas que se dedican a la agricultura y lo mal pagadas que están …. Desconocemos el tiempo y el esfuerzo, que conlleva cosechar lo que nos comemos cada día y por supuesto, desconocemos lo que pasaría si un día los suministros básicos, con los que contamos alegremente, escasearan. Y por lo que vemos en las noticias últimamente, la situación de la agricultura es cada vez más compleja y preocupante.
Por eso soy una convencida de REINVENTAR nuestra despensa, para llenarla con comida “de verdad” que nos nutra y potencie nuestra Energía, y de desarrollar el arte de ser más previsora aprendiendo algunos aspectos básicos a tener en cuenta para que mi abastecimiento y el de mi familia, esté mínimamente asegurado. Y no solo eso, también he aprendido a ser mucho más autosuficiente transitando de ser una mera consumidora a ser productora de algunos alimentos y remedios, para no depender exclusivamente del sistema: hacer pan casero con masa madre, elaborar mis propios fermentos vegetales, preparar yogurt vegetal casero, crear mi botica natural de remedios naturales, hacer jabón casero o a elaborar mi propio vinagre de manzana natural.
Y sin desmerecer el dicho de que LA DIVINIDAD PROVEE de todo lo necesario y que no debemos de preocuparnos, (lo cual es muy cierto y doy fe de ello), también recuerdo una frase que dice CUÍDATE Y TE CUIDARE. Así que yo ya no me preocupo, sino que «me ocupo» y aprendo a cuidarme en colaboración directa con la Divinidad, así me siento útil y la descargo de un trabajo que puedo y me toca hacer yo misma.
Gelong-Ma Carmen Paz